Programas

Proyecto AMAR Fesd

En la Fundación Educativa Santo Domingo queremos ofrecer a las familias una opción educativa de clara inspiración cristiana, humana y liberadora que incluya la atención y acompañamiento de los alumnos en un proyecto de educación afectivo-sexual, coherente con su proceso de crecimiento y maduración. Por ello hemos creado un Programa de Educación Afectivo Sexual denominado AMAR, plenamente inspirado en nuestra condición católica, abiertos a los aportes científicos, psicológicos, emocionales y espirituales que abordan este campo del desarrollo de las personas. Conscientes de que la primera responsabilidad en este ámbito es de las familias, el programa AMAR las tiene plenamente en cuenta en el desarrollo de las actividades desarrolladas en este campo.

A todo ello intenta responder el Programa de Educación Afectivo Sexual AMAR que se imparte en nuestros colegios.

Son muchos los autores que a lo largo de la historia y hasta nuestros días han estudiado y valorado la dimensión emocional-sexual humana como un componente vital y central de la condición humana. En la Fundación Educativa Santo Domingo la perspectiva que adoptamos es la orientación cristiana, que considera los siguientes aspectos:

  • Dios creando a su imagen y semejanza al ser humano, inscribe en la mujer y el hombre la vocación, así como la capacidad y responsabilidad del amor y de la comunión. El amor es por tanto la vocación fundamental e innata de todo ser humano. Una vocación que desde el sentido de libertad y de responsabilidad que Dios le concede implica el autodominio y está orientada al don de sí mismo en las relaciones de comunión y amistad con Dios y con los demás.
  • La sexualidad humana es parte integrante de la capacidad de amar que Dios ha inscrito en el hombre y en la mujer. La sexualidad es un elemento básico de la personalidad; un modo propio de ser, de manifestarse, de comunicarse con los otros, de sentir, expresar y vivir el amor humano.
  • Cuando dicho amor se actúa de forma responsable, consciente, libre y madura, el don de sí expresa, a través del cuerpo, la complementariedad y la totalidad del don. Ese amor que en la comprensión creyente llega a su plenitud en la esponsalidad llega a ser una fuerza que enriquece y hace crecer a las personas y al mismo tiempo, contribuye a alimentar la civilización del amor por su apertura a la vida.

Son tres los bloques de contenidos que, en cada etapa, guían nuestro programa:

  • un bloque relacionado con la sexualidad, que integra contenidos que tienen que ver con lo físico, lo biológico, con los cambios, la evolución, los procesos, las respuestas, etc. Sería la dimensión más “física”.
     
  • un bloque sobre el mundo interno, que tiene que ver con la emoción, el cuidado, la afectividad, las dudas, los miedos, la integración de lo sexual con lo emocional, la identidad, etc. La dimensión más “afectiva”.
     
  • un bloque sobre el mundo relacional, que aborda los vínculos, el respeto, la igualdad, la dignidad, las relaciones, la amistad, la familia, el noviazgo, el matrimonio, etc. En él se tocan las claves más “relacionales” de la sexualidad.
     

Para abordar esos contenidos se tienen en cuenta los siguientes aspectos educativos:

  • La progresividad acorde a la edad y madurez de los alumnos. Ello significa que ciertos temas se tratan en distintas etapas educativas y en distintos cursos de la misma etapa, pero de un modo progresivo y adecuado al desarrollo madurativo de cada niño.
  • Atención a la pluralidad y diversidad en el desarrollo. No todos los cursos ni todas las clases –sobre todo a partir de 4º-5º de primaria- tienen el mismo nivel de madurez, desarrollo y conocimiento. Ello exige adaptar los contenidos en función de las circunstancias de cada curso o grupo-clase clase concreto).
  • Atención a situaciones particulares de un curso o una clase, que exijan tratar algún tema, siendo conscientes de lo importante que es conocer las dudas, preguntas e intereses de los alumnos o las circunstancias concretas. 

He aquí una serie de principios que orientan el programa AMAR y el proceso educativo que pone en marcha:

  • Todo niño es una persona única e irrepetible y debe recibir una formación personalizada.
  • El proceso de madurez de cada niño es distinto, por lo cual los aspectos tanto biológicos como afectivos, que tocan más de cerca su intimidad, deben serles comunicados a través de un diálogo personalizado.
  • Es preciso ser consciente de la necesidad de abordar la afectividad con los alumnos y familias, para fortalecer, orientar y acompañar a los padres en su papel esencial como educadores; y para facilitar un espacio diseñado bajo unos criterios básicos compartidos por la comunidad educativa, que permita a nuestros alumnos, según sus edades, crecer en su desarrollo afectivo-sexual.
  • Se ha de buscar que cada niño y cada niña se pueda conocer emocionalmente bien a sí mismo, queriéndose y respetándose, que confíe en sus capacidades, para así también respetar a los otros, reconociendo sus emociones sin miedo, para reconocerlas en los otros y ponerse en su lugar, y aprender a gestionar sus emociones para ser capaz de reaccionar de forma asertiva ante los demás cuando las circunstancias lo requieran.
  • Los educadores cristianos hemos de dar testimonio de la verdad sobre la persona humana y en el acompañamiento para la educación de la afectividad hemos de utilizar un lenguaje apropiado a la edad de los alumnos, teniendo en cuenta que los niños y los jóvenes aún no han alcanzado la plena madurez, por lo que las enseñanzas referentes a la sexualidad deben realizarse de acuerdo a su edad y etapa madurativa.